Imagínense. Corría el año 1942, Empalme había vuelto a ser comisaria de Guaymas pero seguía el crecimiento del pequeño pueblo ferrocarrilero. Una niña de apenas 12 años acompañaba a su señor padre, don Timoteo Cano Munguía, el marmolero del pueblo a entregar un trabajo que le habían encargado los hermanos Coty y Lupe Leal. Se trataba ni más ni menos que de las hermosas bancas de mármol que se instalaron junto con el piso biselado de amarrillo con negro en la cancha del Club Deportivo.
La niña era doña Lidia Cano quien ochenta años después tiene muy presente esa experiencia que vivió junto a su papá. Fueron cinco décadas que las bancas estuvieron en pie, hasta que en a principios de los años noventas la cancha fue demolida para dar paso a la construcción de una tienda comercial.
Buenos días, Dios los bendiga…
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